🤔 Idea a Considerar
Lo difícil es NO detenerte nunca más.
Mi rostro lo decía todo: estaba emocionado, ilusionado y lleno de entusiasmo.
No era solo el inicio de algo nuevo, era la visión de una mejor versión de mí mismo. Ese instante fugaz donde ves tu potencial y, sin dudarlo, crees que puedes alcanzarlo. Esa aventura de transformación, esa ilusión de finalmente convertirte en la persona que siempre has querido ser.
Así me sentía cada vez que salía del consultorio de mi preparador físico.
Un objetivo claro en mano, una nueva dieta, un programa de entrenamiento renovado... y con ello, una motivación que hace tiempo no sentía. En esos momentos, sientes que todo es posible.
Claro, ese sentimiento dura una semana, si acaso.
Se desvanece con cada "no" que dices a tus alimentos favoritos.
Desaparece cuando enfrentas otra serie de sentadilla, y si eres hombre, definitivamente no es tu ejercicio favorito.
Se diluye por completo al aceptar algo que no está a la altura de tus “nuevos” estándares.
Y ahí está lo difícil, ¿no es cierto? Porque (casi) todos sabemos lo que hay que hacer para mejorar nuestra salud o cambiar nuestro aspecto físico. Los pasos, en teoría, son simples. Pero en la práctica, son tremendamente desafiantes.
Por la constancia que exigen.
Por el compromiso contigo mismo.
Por los sacrificios inevitables.
Por el hecho de que, una vez que empiezas, ya no puedes parar.
Eso es lo realmente complicado. Ese es el verdadero trabajo.
Recuerdo lo sencillo que era seguir la dieta los primeros días. La llama dentro de mí ardía intensamente. En ese estado, ninguna fuerza externa podía desviarme. Pero como toda emoción, ese estado se desvaneció. Y ahí es donde empieza la verdadera prueba.
El error, creo, está en trazar nuestros objetivos en esos momentos de euforia emocional. Un nuevo año es como un cuaderno en blanco: lleno de potencial, de ideas por escribir, de sueños por plasmar. Pero una semana después de no haber usado ese cuaderno, te encuentras emocionado por comprar uno nuevo, igualmente en blanco.
Estamos a una semana de haber comenzado el año. Ya es hora de regresar a la agenda de siempre y empezar con el verdadero trabajo. Recuerda: una vez que comienzas, no puedes detenerte.
Por eso, empieza con algo pequeño, algo que puedas mejorar con el tiempo y, más importante, algo que puedas mantener.
- Camina 5 minutos después de cada comida.
- Haz una sesión de pesas a la semana.
- Añade más proteína a tu desayuno.
- Bebe un vaso de agua al despertar.
Es mejor un pequeño cambio sostenible que un gran esfuerzo que solo dure mientras la motivación persista. Porque, al final del día, lo que realmente importa no es empezar con fuerza, sino nunca detenerte.