Te tengo una buena y una mala noticia.
Comencemos con la mala…
Los hábitos que desarrolles, o buscas desarrollar en torno a una mejor salud, deberás mantenerlos por el resto de tu vida.
No sirve de nada comenzar el año yendo al gimnasio 6 veces por semana si desertarás para febrero. Es inútil matarte de hambre para perder peso antes de un evento cuando al terminar regresarás a los atracones de siempre. Para qué ir con un nutriólogo distinto cada tercer mes si sabes perfectamente que las dietas no son para ti.
Sé que es duro escuchar lo que diré a continuación, pero es importante que lo sepas: lo más difícil no es conseguir resultados físicos, lo más difícil es mantenerlos. Lo mismo aplica para cada área de tu salud y de tu vida.
Pero es así en todos los juegos infinitos, ¿no es cierto?
No puedes decirle a tu pareja que la amas una vez o regalarle flores en su cumpleaños y esperar que todo vaya bien para siempre. No creo que serías tan buen padre o madre si solo hablarás con tu hijo una vez al mes y el resto del tiempo le dieras un iPad para que se entretuviera. Sería absurdo pensar que, realizando una llamada a la semana a un potencial comprador, podrías tener un negocio exitoso.
Son las pequeñas acciones que repites todos los días las que le demuestran a tu pareja que la amas, las que te convierten en un gran padre o madre o las que tienen el potencial de hacer de ese pequeño emprendimiento una compañía exitosa.
No te desanimes con lo anterior, te prometí una buena noticia. El hecho de que dichas acciones son para el resto de tu vida, tienen algo bueno escondido en ello.
La buena noticia, considerando la salud como un juego infinito, es que no tienes que ser perfecto.
No tienes que ir al gimnasio todos los días para tener resultados positivos. La hamburguesa con papas a la francesa que te aventaste el sábado no tendrá un impacto negativo si no lo haces a diario. Haber reposado todo el domingo y no cumplir con tus requerimientos diarios de proteína no va a hacer que pierdas “los gains”.
Siempre habrá, hasta que no las haya más (sí… estás muerto), una nueva oportunidad para comer bien, para comenzar a entrenar, para dar un paso hacía adelante.
¿Te perdiste un día de gimnasio por una ajetreada agenda, o simplemente, te dio flojera ir? No pasa nada, el día de mañana tendrás otra oportunidad.
¿Fue tu cumpleaños y te comiste medio pastel regresando del antro (tú sabes quién eres)? El lunes es el día perfecto para retomar una mejor alimentación.
¿Te das cuenta de lo poderoso que es esto?
Si “romper la dieta” aún te provoca un gran estrés, si no asistir a la rodada del sábado impulsa a que te castigues, si perderte un día de gimnasio te hace sentir mal contigo mismo, o aún peor, si la simple idea de hacer algo de ejercicio te da más miedo que hablar de política en la comida familiar, es porque no has aprendido a jugar este juego a tu manera, es porque sigues creyendo que puedes “ganar” en un par de meses que te cuides, o más común de lo que crees, piensas en “no perder” al nunca comenzar.
Olvídate por un instante de la imagen de salud que nos han querido vender, de jugar adecuadamente, este juego infinito es lo que te permite disfrutar al máximo de todas y cada una de las áreas de tu vida.
¿Te gustaría tener mejores relaciones?
¿Te interesa tener más energía para jugar con tus hijos o tus nietos?
¿No te gustaría poder vivir sin dolor y tener la fuerza para mover tu cuerpo sin limitaciones?
¿No crees que sería increíble tener mayor claridad mental para desarrollar los proyectos del trabajo o el emprendimiento que buscas comenzar?
Si la respuesta es “SÍ” a cualquiera de estas preguntas, más te vale aprender a jugar el juego de la salud.