¿En qué paso te encuentras tú?
Para el fin de este ejercicio, nos vamos a enfocar en la alimentación y mi historia, pero descifrar en qué paso te encuentras podría aplicarse al área de tu elección. En todas existen principios, en todas existen patrones, y depende de ti descifrar cómo aplicar estos para que funcionen para ti.
Te voy a contar un poco de cómo ha sido mi historia en relación a la comida para que puedas entender cómo pasé de reconocer los patrones hasta crear los míos.
El proceso puede ser distinto para cada quien. No necesitas ir con más de 10 nutriólogos como yo lo hice. No necesitas obsesionarte con cambiar tu físico para obtener resultados.
Comencemos…
Reconocimiento de patrones
A los 13 años le pedí a mi mamá que me llevara con un nutriólogo por primera vez. No me sentía cómodo con mi cuerpo, y sin saber realmente de dónde salió la idea, sabía que cambiar mi alimentación era el primer paso de querer lograr algo.
Así es como nace cualquier travesía.
Le admites al universo que tienes un objetivo, tienes una misión. Sin importar mucho la razón, te das cuenta que hay algo que quieres cambiar en tu vida o algo que quieres obtener. Y en ese momento notas algo: no tienes idea ni por dónde comenzar.
Hay muchas maneras de empezar: libros, newsletters como este, internet, Chat GPT, entre muchas otras herramientas. Yo decidí ir con alguien que sabía más que yo, mi primer mentor.
Cuando vas al nutriologo por primera vez, sigues “la dieta” al pie de la letra. No entiendes muy bien por qué te manda lo que te manda. Solo sabes que hay acciones que deben cambiar para obtener resultados distintos. Términos como calorías, proteína, macronutrientes son solo recordatorios de lo mucho que no sabes sobre el tema y lo mucho que te falta por aprender.
Pero con el tiempo algo va cambiando. Si pones atención, notas que casi siempre te manda lo mismo de desayuno. Los snacks son muy parecidos. Las equivalencias comienzan a tener sentido.
Los principios salen a la luz.
Aplicación de patrones
Aplicar → Evaluar → Ajustar
Suena sencillo, ¿no es cierto?
El gran reto de esta etapa es que debes aprender en qué fijarte y qué variables ajustar. Cuando los objetivos cambian, sientes que comienzas desde cero una y otra vez. No es lo mismo comer para perder peso, como empecé mi travesía, que hacerlo para subir de músculo. Los principios podrán ser los mismos, pero la forma en que los aplicas cambia drásticamente.
Hubo momentos donde hacía 6-7 comidas al día.
Hubo algunos otros donde ayunaba durante 24 horas una vez por semana.
Llegué a comer cantidades absurdas de proteína.
Hubo una época donde terminaba de entrenar y me comía 1 bolsa de gomitas en forma de panditas.
En verdad, lo intenté todo.
Pero es así como crear tus propios patrones. Comencé a notar cómo me afectaba lo que comía en realidad. Cómo la espinaca me caía mal mientras que el brócoli me caía de maravilla. Curiosamente, el brócoli con aceite de oliva me provoca gases (no me preguntes por qué). Los frijoles son indispensables en mi alimentación mientras mi hermano los evita porque se siente mal cuando los consume.
Aplicando, evaluando y haciendo ajustes es como te das cuenta que cada persona es única y no existen dos personas que puedan llevar la misma alimentación y obtener los mismo resultados.
Esta es una etapa de prueba y error. Es quizá una etapa que nunca acaba. Porque los objetivos van a cambiar con el tiempo, las circunstancias que envuelven tu vida también, y con estos cambios, la forma en que aplicas los principios pueden cambiar también.
Han pasado más de 20 años desde esa primera visita con el nutriólogo, y hasta el día de hoy, sigo aprendiendo cosas de la comida y cómo me afecta en el día a día.
No tengas miedo en intentar cosas distintas. Es la única forma de encontrar lo que funciona para ti y nadie más.
Creación de patrones propios
En esta etapa, el juego se juega a tu manera.
Existen ciertas restricciones dentro de cada juego, pero al entenderlas, tus decisiones se mueven libremente dentro de estos límites. Ya no hay distinción alguna entre tu alimentación y “estar a dieta”. Es en este punto donde tú tienes el control.
Sé lo que debo hacer si quiero marcarme.
Sé lo que debo hacer si quiero subir de músculo.
Como lo que más me gusta sin sentir culpa, y al mismo tiempo, le doy a mi cuerpo los nutrientes que necesita para rendir al máximo.
Sé jugar con los principios. Sé aplicarlos de forma que me funcionan a mi. Solo aquí tendrás la libertad que buscas.
Si dependes siempre de un nutriólogo, de un psicólogo, o de un entrenador, ¿en realidad estás aprendiendo algo?
Estas personas deben proveer las herramientas y enseñarte los principios, pero depende de ti el navegar a través de ellos hasta que puedas aplicarlos a tu manera.
Jugar el juego como tú decidas hacerlo.
Te pregunto, ¿en qué paso de estos 3 te encuentras el día de hoy?