¿Buscas dejar de sentirte abrumada/o? Agrega cosas que hacer.
¡¿Estás demente?! ¡¿Agregar más cosas que hacer?!
Así es como te imagino en este momento. Quizá utilizando palabras un poco más hirientes. No te juzgo, el estrés de estos tiempos puede hacernos actuar de maneras algo agresivas.
El señor Hyde, monstruo del Dr. Jekyll, se queda corto comparado en el que te conviertes tú cuando tu hijo te dice que olvidó comprar la cartulina para la escuela a las 11:30 de la noche.
Entre el trabajo, el gimnasio, tu familia, tus amigos y las rutinas interminables de “self-care” que proponen cientos de gurús, parece ser que no tenemos un momento para nosotros mismos.
Y más que la lista interminable de tareas, me parece que el problema es en realidad este: de todo lo que haces, ¿qué decidiste hacer tú?
Piénsalo un momento… ¿Qué porcentaje de TODO lo que haces fue algo que decidiste hacer tú?
¿No sientes que a veces nos dejamos siempre para el final?
Ves por tus hijos, por tu pareja, por tu trabajo, por tus amigos, por el club de lectura, por el vecino, por el desconocido al que quieres sorprender…
Pero, ¿tú, cuándo?
Y no… no se trata de solo poner tu serie favorita en Netflix y meterte en la tina durante hora y media con una botella de vino (suena increíble, pero creo no va por ahí).
Tampoco se trata de dejar de hacer cosas por los demás. Tenemos obligaciones y es importante cumplir con ellas.
En mi opinión, se trata de agregar cosas con un significado importante para nosotros, cosas que estén alineadas con lo que queremos construir, el rumbo en nuestras vidas que queremos marcar o la persona en la que nos queremos convertir.
Éstas no siempre son sencillas, de hecho, puede que sean inclusive más complicadas que lo que hacemos en el trabajo. Pero el significado que tienen, es totalmente distinto.
Por ejemplo, ir al gimnasio porque “tu doctor te lo recomendó” puede sentirse como un castigo. Pero cuando lo haces porque quieres tener la energía para jugar con tus nietos, o para llegar fuerte a la boda de tu hija, el mismo esfuerzo se convierte en una promesa contigo mismo.
Hacer un Excel puede ser lo más aburrido del planeta, un castigo de los dioses del capitalismo, pero si ese Excel es el plan financiero de tu negocio, o la herramienta que te permitirá independizarte, de pronto se siente distinto.
El trabajo duro va a estar ahí, hagas lo que hagas. La diferencia está en si ese trabajo te abruma o te impulsa.
Nos sentimos abrumados cuando la vida se llena de cosas que no elegimos, de pendientes que otros nos imponen y de tareas que solo hacemos “porque toca”.
Pero cuando comienzas a agregar acciones tuyas, cosas que elegiste porque te acercan a la persona que quieres ser, el cansancio cambia de sabor.
Sigues teniendo mucho que hacer, sí, pero ya no sientes que todo te arrastra: eres tú quien marca el rumbo.
Y esa es la gran diferencia entre vivir abrumado y vivir con propósito.